Oct 09, 2020

Anestesiólogos de ANAAR colaboraron con el área de terapia intensiva frente a la pandemia

Anestesiólogos de ANAAR colaboraron con el área de terapia intensiva frente a la pandemia

Unidad COVID- Hospital Castro Rendón

La situación frente a la pandemia fue desmejorando con el transcurrir de los días. Cómo ya todos conocemos, nuestra asociación se comprometió firmemente a colaborar con nuestro sistema de salud, que hoy se encuentra muy cerca de su límite de capacidad de respuesta. Fue así que nuestros anestesiólogos David Arbulu y Juan Canavoso dieron el primer paso para trabajar en la Unidad Covid del Hospital Castro Rendón. En una entrevista con ellos nos contaron cómo vivieron sus días de guardia y los desafíos a los que se tuvieron que enfrentar.

David Arbulu

¿En qué año finalizaste la especialización en Anestesiología?

2012 termine la residencia.

¿Dónde estuviste trabajando hasta antes de la pandemia?

Estaba trabajando en la Clínica San Agustín, Maternidad San Lucas, Policlínico ADOS y todos los centros periféricos que tenemos: endoscopia, oftalmología, etc. Además formamos con mis compañeros el equipo de  anestesiólogos de trasplante renal, así que estábamos inmersos en muchas actividades.

¿Cómo surgió la idea de empezar a colaborar con el área de terapia intensiva?

Fue en el inicio de esta pandemia, inherentemente sabíamos que en algún momento íbamos a tener que ir a colaborar ya que nuestra asociación había firmado un convenio de emergencia con la provincia en caso de que el recurso humano sea insuficiente. Yo fui uno de los primeros junto con mi compañero Juan Canavoso y estuvimos ahí 15 días dando una mano a los colegas terapistas, con los kinesiólogos y enfermeros en este escenario tan triste, porque ves gente que está ahí luchando por su vida, así que estábamos tratando de ayudar poniendo lo mejor de nosotros. Fueron 15 días intensos, donde aprendimos mucho también y si bien terminamos agotados, estábamos muy contentos en poder dar una mano para combatir esto.

¿Cuáles son los trabajos que estas llevando adelante en este contexto?

Con mi compañero estuvimos haciendo trabajo de abordaje intensivo del paciente con COVID, intubación, invasión con acceso venoso central, líneas arteriales y el manejo respiratorio a través del ventilador para poder oxigenar, ya que este virus ataca principalmente los pulmones. Es un trabajo que incluye hasta cambiar de posición a los pacientes. Es bastante demandante y requiere el trabajo de varias personas, porque para poner en condiciones a un paciente para que mejore su situación clínica necesitas hasta 5 personas en el momento más crítico.

¿Y con quienes componías este equipo de trabajo?

Éramos un equipo interdisciplinario, compuesto por anestesiólogos, terapistas, enfermeros, kinesiólogos. Todos colaborando para la seguridad del paciente.

¿Cómo fue la organización del trabajo?

Fueron 15 días donde hacíamos guardia de 12 horas: empezamos un día de 8:30 a 20:30 hs. y al día siguiente a la noche y descansábamos el tercero y así durante los 15 días.

¿Qué fue lo que más te llamo la atención durante esta experiencia?

A mí lo que más me llamo la atención es que es un escenario muy triste, ya que la persona está sola, incomunicada, incluso antes de que sea puesta en ventilación mecánica está sola y se comunica a través del teléfono y es del poco o nulo contacto con la familia. La verdad es muy triste y devastador. Fue lo que a mí más me retumbaba en el fondo: qué poco cerca podemos estar con nuestra familia cuando atravesamos una enfermedad como esta, con lo importante que es estar cerca cuando uno está pasando momentos difíciles. La verdad es que se vive una situación muy difícil. Sumado a esto está el temor de contagiarse siempre, en cada procedimiento que haces, cada vez que ingresas a los cubículos de los pacientes y es la tensión que te mantiene siempre alerta. Uno trata de cuidarse, toma todas las medidas, pero la verdad que la situación es totalmente diferente a lo que estábamos acostumbrados previo a la pandemia.

¿Cómo fue la capacitación frente a esta situación?

Con el tema de la pandemia comenzaron a surgir muchas formaciones con respecto a esto, igualmente siempre nosotros nos mantenemos informados y capacitados porque tenemos un curso de anestesiólogos que nos mantiene constantemente con la iniciativa de estudio, pero esto, como era nuevo, teníamos constantemente actualizaciones. Incluso nuestra asociación nos consiguió instructores y formación exclusiva.

Evidentemente el lugar no era el nuestro, porque nosotros somos profesionales del quirófano, pero tenemos esa plasticidad y practicidad para adaptarnos a estas situaciones. El hecho de tener el espíritu de colaborar con nuestros colegas terapistas es algo que nos facilita mucho las cosas

¿Cuál es tu pronóstico frente a esta situación y a partir de todo lo que viviste y pudiste observar?

Yo creo que vamos a seguir en ascenso como se viene dando, independientemente de toda la información que se viene dando. La gente ya está agotada con respecto al distanciamiento social y el hecho de quedarse en casa. Hasta que no aparezca la solución a esta enfermedad, ya sea la vacuna o la inmunización global y que disminuyan los casos positivos, yo creo que vamos a llegar a un pico, hacer meseta con respecto a los contagios y después descender. Y estos meses son cruciales.

Juan Canavoso

¿En qué año finalizaste la especialización en Anestesiología?

Yo me recibí de médico en la UNC en el año 2003. Ahí nomás comencé con la especialidad de anestesia y en el año 2007 me recibí de médico anestesiólogo.

¿Dónde estuviste trabajando hasta antes de la pandemia?

Mis primeros trabajos los estuve haciendo en el Hospital de Niños de Córdoba y en el Hospital Nacional de Clínicas, y al año de laburo me salió la posibilidad de venir acá a Neuquén. Y desde enero del 2008, estoy trabajando de manera ininterrumpida en el policlínico Neuquén.

¿Cómo surgió la idea de empezar a colaborar con el área de terapia intensiva?

Desde que comenzó la pandemia se planteó en el seno de la Comisión Directiva ponernos al frente de la situación e ir nosotros a trabajar a las terapias intensivas. Creo que hay que resaltar y reconocer el trabajo que hizo nuestra asociación de anestesia en este contexto, donde fuimos los primeros que levantamos la mano para ir a colaborar.

¿Cómo fue la experiencia?

La verdad es que fue una experiencia muy satisfactoria, muy importante y creo que nos ha marcado en lo personal, porque primero significó salir un poco de la zona de confort de nuestro hábitat natural que es el quirófano y tener que ir a una unidad de cuidados intensivos, siendo que uno no es terapista. Nos pegó mucho también el hecho de ver en vivo y en directo cómo afecta el virus al sistema respiratorio de cada paciente, la verdad que nos shockeó. Sacamos cosas positivas y cosas negativas. Conocimos mucha gente, nos trataron muy bien, tuvimos una experiencia linda en ese sentido y al terminar la rotación quedamos con la satisfacción de que habíamos cumplido con nuestra tarea, en la que considero que hicimos un muy buen equipo de trabajo con David Arbulú. Me gustó ver también el sentimiento de empatía que tiene los médicos en general con cada uno de sus pacientes y el compromiso que le ponían a su trabajo.

¿Cuáles fueron los trabajos que llevaron adelante?

Nosotros fuimos a hacer trabajo de soporte de los terapistas. Básicamente lo que hicimos fue colaborar con los ingresos de los pacientes, la intubación de pacientes en cuidados intensivos, en la invasión para el monitoreo hemodinámico y respiratorio, colocar vías arteriales, vías centrales, manejo inicial del ventilador, extracción de muestras de gases, trabajo de pronación y supinación de pacientes.

El trabajo que se hizo conlleva mucho trabajo físico porque tenés que estar 12 horas trabajando permanentemente. Y por otro lado, también te lleva una carga psicológica importante porque estás permanentemente pensando en la colocación de elementos de protección personal, procedimientos, etc. Es decir que el trabajo es doble: físico y psíquico.

Y con respecto a la capacitación, imaginó que también requirió un desafío por parte de ustedes, ¿no?

Acá lo que hay que resaltar es el trabajo de la secretaría científica de la asociación y al comité de docencia del hospital y el servicio de terapia intensiva del hospital Castro Rendón que son los entes que se pusieron de acuerdo y dictaron webinars en cuanto al manejo de pacientes con síndrome respiratorio agudo y el manejo específico que tienen los médicos terapistas. Pero si, hubo clases, charlas, se han subido clases al canal de YouTube del hospital. Es decir, en ese sentido tuvimos una capacitación previa bastante importante.

¿Cuál es tu pronóstico en este contexto?

Después de mi paso por la terapia salí preocupado y asustado. Primero por la virulencia y el rápido deterioro clínico que hace a los pacientes desde el punto de vista respiratorio. Y por otro lado, está el desgaste físico y psíquico del recurso humano y la cantidad de profesionales (médicos, enfermeros, administrativos, etc.) que se requieren para cada paciente; y la tercera pata es la gran cantidad de insumos que se requieren. Es tremenda la cantidad de insumos que se utilizan en cada paciente internado. Entonces el miedo es que si nos va a alcanzar los insumos disponibles a este ritmo de contagio. Creo que si seguimos así, se nos viene en breve el colapso sanitario. Los terapistas calculan que de cada 100 contagiados, 5 van a terminar con respirador. Así que si seguimos a este paso, se va a terminar colapsando el sistema sanitario.

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