Ene 14, 2020

Entrevista del mes: Juan Manuel Pérez

Entrevista del mes: Juan Manuel Pérez

¿Dónde nació?
Nací en Avellaneda, Provincia de Buenos Aires.

¿Dónde realizó sus estudios?
Estudié medicina en la Universidad Nacional de la Plata. Empecé y terminé Clínica Médica en el hospital Argerich, después entré al hospital Fiorito como terapista y a los dos o tres años de hacer terapia empecé con anestesia. En esa época se podía acceder a la especialidad concurriendo al servicio y haciendo un curso, así que ahí terminé años después anestesiología mientras continuaba con terapia. Tuve este ritmo de trabajo hasta el año 1994, donde gané el concurso que me permitió ser jefe de servicio de anestesiología. Ya en el  2003 decidí venirme para San Martin de los Andes.

¿Por qué San Martín de los Andes?
Fue por elección propia. Trabajé hasta los 46 años en Buenos Aires y cuando nació mi hijo pensé que ya era hora de buscar otro lugar más tranquilo. Siempre me gustó el sur y se dió la posibilidad de venir a un lugar privado, así que nos instalamos acá.

¿Por qué se decidió por la medicina?
Revisando la curricula de la carrera estando en el secundario me parecieron muy interesantes las materias, así que entré a la carrera y fue un viaje de ida. Sinceramente la carrera universitaria me encantó.

¿Y por qué se inclinó por la anestesiología?
Yo estaba haciendo terapia intensiva y en ese momento entraba al quirófano para hacer el monitoreo. En ese mismo lugar tenía un amigo que hacía guardia como anestesiólogo. Fue él quien me introdujo al servicio y al estar tantas horas en el hospital, me permitió entrar al servicio como concurrente al mismo tiempo que cumplía mis horas en terapia intensiva. Luego, cuando tuve que elegir entre las dos no lo dude, me quedé con anestesiología. Tuve la suerte de poder ver el crecimiento fantástico que tuvo la anestesia sobre todo en nuestro país en los años 80´. Por esos años creo que fue la especialidad que más se expandió con el auge y la accesibilidad de todos los sistemas de monitoreo.

¿Actualmente en la argentina, y particularmente la provincia de Neuquén, está actualizada en estos desarrollos científicos-tecnológicos?
No tengo ninguna duda, especialmente la provincia de Neuquén, porque la asociación se mueve mucho en ese sentido. Tengo la suerte de compartir el trabajo con gente muy joven que recién termina la residencia y la verdad que me llena de orgullo ver el nivel de formación que tienen. No sé si estamos parejos en todo el país, pero en Neuquén estamos a un nivel internacional.

¿Cómo fue evolucionando la asociación en ese sentido durante estos años?
Cuando yo integré una asociación, tenía por nombre “Asociación Argentina de Anestesiología”, era lo único que había y era una entidad que ya estaba sentando las bases para que los médicos tengamos la formación necesaria. Luego sobre esa base se edificó la parte docente que, insisto, para mí ha sido la más importante de todas las especialidades en nuestro país. Eso es lo que más he observado en la asociación, el crecimiento en la parte docente. Es lo que más me asombró estos últimos años.

Si tuvieras la oportunidad de recomendar la anestesiología a un futuro residente, ¿Qué le dirías?
No dudaría en recomendarlo. Para mi hoy sigue siendo unas de las principales especialidades a considerar cuando uno se recibe. Y si elige esta opción tiene que saber que deberá estar a la altura de lo que se hace en el resto del mundo, porque ya no tenemos ninguna excusa para estar aislados. Debe saber también que se enfrentará a una formación rigurosa, porque no puede ser de otra manera, y cuando se egrese, tendrá que devolver un poco a la comunidad lo que ella le dio prestando sus funciones en hospitales públicos. Es bueno saber por otro lado que no va a tener los contratiempos laborales que probablemente tienen otras especialidades. Además en esta especialidad se genera un grado de compromiso con el paciente que pocas veces va a ver en otras especialidades.

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